El miedo a la desnudez, es una fobia altamente personalizada. Algunas personas con este miedo sólo tienen miedo de estar desnudas en público, como es el caso de las duchas comunes o los vestuarios. Sin embargo, algunas personas también temen estar desnudas mientras están con su pareja o incluso cuando están solas.
Otros también temen estar desnudos y solos. Muchas personas con gimnofobia no pueden participar en actividades sexuales y pueden desarrollar un miedo más generalizado al sexo que se deriva de su gimnofobia. En casos extremos, este miedo puede llevar incluso a una fobia a bañarse o ducharse. Algunas personas se sienten cómodas con su propia desnudez, pero temen la desnudez de los demás.
Causas
La gimnasia puede tener muchas causas diferentes. Las personas que han pasado por un trauma sexual tienen un mayor riesgo de padecer fobia, en parte porque se sienten especialmente vulnerables cuando están desnudas o porque experimentan la desnudez como un evento desencadenante.
El miedo a la desnudez (o, más comúnmente, al sexo) también puede ser provocado por el hecho de ser criado en una cultura o religión conservadora que desaprueba la desnudez y la expresión sexual.
Los niños y los adolescentes también pueden desarrollar este miedo si son intimidados o avergonzados por alguna razón relacionada con sus cuerpos, por ejemplo, si se están desarrollando más o menos rápidamente que sus compañeros.
La gimnofobia a veces también está relacionada con otras ansiedades, como el miedo a la vulnerabilidad o el miedo a la intimidad. También puede estar relacionado con el trastorno dismórfico corporal, la ansiedad social y otras afecciones que hacen que las personas sean inusualmente críticas consigo mismas.
Por último, tener cicatrices quirúrgicas u otras desfiguraciones puede causar un aumento de la vergüenza del cuerpo que puede fácilmente convertirse en gimnasia.
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Enfrentar el miedo a la desnudez
Muchas personas con gimnofobia encuentran que los ajustes simples les ayudan a mantener sus miedos a raya.
Por ejemplo, pueden negarse a comprar en tiendas que tienen vestidores comunes, pueden saltarse la ducha después de hacer ejercicio y pueden tener relaciones sexuales con las luces apagadas.
Para la gimnasia de leve a moderada, esto puede ser todo lo que se requiere para evitar que la condición interrumpa su vida.
Con el tiempo, sin embargo, el miedo puede empeorar, y las personas gimnófobas pueden encontrarse cambiando una lista cada vez más larga de actividades para evitar mostrar sus cuerpos.
Tratamientos
Es cuando la gimnasia tiene un efecto profundamente perturbador en la vida de una persona – por ejemplo, cuando deja de bañarse – que es necesario tomar medidas.
La gimnasia, como todas las fobias, responde bien a una variedad de métodos de tratamiento. Dependiendo de la escuela de pensamiento de su terapeuta, se le puede animar a investigar su pasado para determinar la causa raíz de su miedo.
O puede simplemente aprender técnicas para superar sus pensamientos temerosos actuales. Cualquiera que sea el camino que tomes, superar la gimnasia requiere tiempo y esfuerzo, pero las recompensas bien valen la pena.