El miedo a ser mirado fijamente o escofobia, es el miedo que experimentan a que otras personas se les queden mirando fijante a cada uno de sus movimientos. La gravedad varía de una persona a otra. Algunas personas tienen miedo sólo cuando un extraño mira fijamente durante un largo período de tiempo, mientras que otras temen incluso el contacto visual pasajero con un amigo. La escofobia a menudo, aunque no siempre, está asociada con otras fobias sociales. Sin tratamiento, el miedo puede empeorar con el tiempo.
Trastornos Relacionados
La escofobia es una fobia específica, pero entra dentro del espectro general de las fobias sociales. La mayoría de las personas con este miedo también sufren de fobias sociales específicas relacionadas como el miedo escénico o el miedo a hablar en público. Algunas personas también experimentan fobia social más generalizada, aunque muchas no lo hacen.
Algunas personas con ciertas afecciones neurológicas desarrollan escofobia ya sea porque sienten que el hecho de ser observados puede desencadenar un episodio o porque temen que el hecho de tener un episodio haga que la gente se quede mirando.
La epilepsia, el síndrome de Tourette, los trastornos del espectro autista y algunos trastornos del movimiento se encuentran entre las afecciones que podrían aumentar el riesgo de escofobia. Las personas con enfermedades o lesiones desfigurantes también pueden ser más propensas a desarrollar esta fobia.
Tenga en cuenta que los temores razonables nunca se diagnostican como fobias. Sin embargo, para algunas personas, el miedo está fuera de proporción con el riesgo. Si usted sufre del miedo de ser observado debido a una condición médica, es importante que un profesional de salud mental, en conjunto con su médico, determine si, dada su condición particular, su miedo es excesivo e innecesariamente impactante en su vida.
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Síntomas
Si usted tiene escofobia, puede hacer todo lo posible para evitar situaciones que lo pongan en el punto de mira. Algunas personas sólo temen las situaciones de grupos grandes, mientras que otras temen las transacciones cortas, como las cajas de supermercado. Algunos temen incluso el contacto incidental como el intercambio de bromas con alguien que camina por la calle.
Cuando se enfrenta a su temida situación, podría sonrojarse profusamente. Irónicamente, muchas personas con escofobia también sufren de eritrofobia o miedo a ruborizarse, lo que hace que este síntoma sea particularmente problemático. También puede comenzar a sudar, temblar, experimentar palpitaciones cardíacas o respiración superficial, y sentirse incapaz de recoger sus pensamientos. Usted podría sentir una fuerte necesidad de escapar de la situación.
Algunas personas con escofobia comienzan a limitar sus actividades diarias en una búsqueda para evitar la reacción de pánico. Es posible que se niegue a salir solo o a recibir a personas que no conoce bien en su casa. Con el tiempo, la escofobia no tratada a veces empeora. Usted podría eventualmente sentirse incómodo incluso en compañía de amigos o parientes de confianza.
Causas del miedo a ser mirado fijamente
Con frecuencia, aunque no siempre, la escoptofobia puede deberse a un evento traumático. Aquellos que fueron intimidados o de los que se burlaron pueden tener un mayor riesgo de padecer esta fobia. Además, las personas que sienten vergüenza o autodesprecio también corren mayor riesgo.
Muchos adolescentes atraviesan una fase de autoconciencia extrema que puede incluir preocupaciones acerca de ser mirados. En general, sin embargo, estos sentimientos desaparecen en pocos meses. Sin embargo, si el miedo persiste o empeora, se puede diagnosticar como escofobia.
Tratamientos
Como todas las fobias, el miedo a ser observado responde bien a una variedad de opciones terapéuticas breves. Su terapeuta trabajará con usted para desarrollar un plan de tratamiento que aborde la escofobia así como cualquier trastorno concurrente. Dependiendo de la gravedad de su miedo y de cualquier problema subyacente, su tratamiento puede durar tan sólo tres sesiones o hasta varios meses.
La escofobia puede limitar la vida, forzando gradualmente a los enfermos a restringir sus actividades diarias. Sin embargo, con trabajo duro y perseverancia, se puede superar. Los beneficios del tratamiento bien valen el tiempo y la energía necesarios para combatir con éxito esta fobia.